ORDEN DIVINO

29.05.2013 18:18

Hay dos palabras que me han traído mucho bien. Ellas forman la frase: “Orden divino”. Orden: arreglo regular; relación armoniosa o sucesión establecida metódicamente. Divino: de la divinidad, relacionado a la Deidad, propio de Dios.
 
Yo uso la frase: “Orden divino” como un pensamiento de curación. Desde la cabeza hasta los pies siento la necesidad de expresar mi semejanza a Dios. El templo que es mi cuerpo fue creado por Él y Su vida lo sostiene. Por lo tanto, reclamar Su orden, es declarar que cada órgano, cada función está trabajando en armonía y esta perfecta coordinación genera vitalidad, energía y fortaleza. Continuamente afirmo que hay un orden divino estableciendo perfección.
 
En mis asuntos necesito inspiración, ajuste, prosperidad, discernimiento espiritual y armonía. Por lo tanto, declarar que hay un orden divino es afirmar la manifestación de dicho orden en mi mente como las ideas que necesito para progresar en mi trabajo, como la sabiduría que busco para establecer solamente el bien. Orden divino significa tener relaciones armoniosas con mi familia, amigos y compañeros de trabajo. Gracias a dicho orden, disfruto de prosperidad para satisfacer todas mis necesidades y deseos por un futuro de abundante bien. Con fe afirmo y decreto orden divino en todos mis asuntos.
 

Hay ocasiones cuando nuestros “derechos” son amenazados y cuando sentimos que nos han arrebatado lo nuestro. Nuestro lado humano resiste y lucha. Pero se nos dice: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”(Romanos 12:21). Para vencer es necesario llevar los pensamientos de conflicto a un nivel mayor, al pensamiento de orden divino. 

Afirma: La ley divina de ajuste regula todos los asuntos de mi vida, y todo está en orden divino.

Reflexiona: Nadie puede quitarme lo que es mío por derecho divino. En el nivel humano de apariencias, parece que los cambios pueden llevar a la pérdida e injusticia. Pero más allá de la apariencia hay un nivel de experiencia donde la ley divina de ajuste está siempre activa, convirtiendo las pérdidas en ganancias, revelando la Verdad de que aun lo que parece malo, Dios lo transforma en bien. Dios siempre trabaja para el bien como el agua fluye y busca su propio nivel. Sin importar lo que ha sucedido, la ley de ajuste trabaja, regula, armoniza y sana. El orden divino siempre se establece en la experiencia de confusión y más allá de esa experiencia.